sábado, 13 de febrero de 2016
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LOS PUNSETES - LPIV

lpiv
Me gusta que me pegues, me siento importante. Encuentro tus ostias fascinantes”. Con este frase se presentaba el primer single del último disco de Los Punsetes, LPIV. Toda una declaración de intenciones de lo que busca el grupo madrileño, y es que el disco es como un buen y gozoso puñetazo en la cara y en los oídos. Su nuevo sello, CANADÁ, es lo primero que recalca para presentar el disco: “En LPIV, Los Punsetes recuperan la inmediatez de sus dos primeros discos y lo rematan con una producción de alta factura; potente y actual”. Vuelve el sarcasmo, la mala leche, la ironía y las rimas más jocosas de una banda que se ha consolidado como única e intransferible.

Ya lo avisaban en el LP2: “No te preocupes, me han dicho que sí, que les mola que hagas esa cosa que haces tú […] que lo haces que hay que ver, no hay nadie en España que lo sepa hacer”. Esa “inmediatez” de los dos primeros LP se recupera aquí, pero ahora con un mayor sentido del ritmo, una producción impecable y un pop más desagarrado y chirriante, desenfocado y que hace daño, como deja claro la portada de su último disco. Para llegar a esto pasaron por una breve fase “de experimentación”, podríamos decir, con su tercer disco, Una montaña es una montaña, que en mi “opinión de mierda” es el más interesante de su discografía. En él se encontraron con Pablo Díaz-Reixa “El Guincho”;que ha sido el artífice de dar ese golpe sobre la mesa tan rotundo cuando se escucha la música de Los Punsetes.
En su cuarto disco han querido seguir llevando hasta los extremos lo practicado en el tercer LP, pero llevándoselo más a su terreno, como queriendo pisar sobre seguro para dar un paso más y dejarse el As en la manga para el quinto LP, que será el definitivo para ensalzar a Los Punsetes como uno de los grupos importantes de nuestra música, o el grupo de moda de su momento, el grupo de los himnos generacionales.

lospunsetesPorque sus letras en eso se han convertido, en himnos de una generación sumida en el desengaño y la rabia, dormida, a la que parece que de verdad le gusta que le peguen. Las estrofas están tan poéticamente cargadas de mala leche que su sentido queda abierto a la interpretación. Por ello no son simples canciones de una panda de malrolleros que solo quieren molestar al personal. No, hay algo más, mucho más. Las letras tienen una apariencia sencilla, un tanto infantil, como de rabieta, en ocasiones punteada con golpes musicales que nos devuelven a las peleas del patio de colegio. Por ejemplo la canción más pop del disco, Museo de historia natural. Pero tienen un trasfondo visual, simbólico y metafórico de alguien que tiene muy claro lo que quiere decir y lo dice siguiendo su estilo propio y personal.

Así pues, cada uno (que este dispuesto a ir más allá de las coñas, las gracias, la chirriantes guitarras o ese tono robótico -en la entonación y en la mezcla de sonido- que tiene Ariadna) interpretará las letras a su manera. Pero hay una lectura que no se puede escapar, y es la que refleja la realidad de la juventud (y no tan juventud) española del momento. Y surge de una forma cuasi bipolar, poniéndonos tanto como víctimas como culpables por nuestra propia actitud: la ya mencionada Me gusta que me pegues, esas personas que “miran hacia arriba buscando una señal, después se miran entre ellos, no saben donde mirar. Hay un incendio”, que escuchamos en el magnífico cierre del LPIV, Nit de l’Albà, o aquellos que se pasan el día “repitiendo entre dientes: vaya suerte que tengo”.

Pero también la culpa es de esa CI, Ciudad Infernal, que ya en el LP1 comenzaba a estar en decadencia, y en LPIV directamente “se merece un disgusto, un par de verdades a la cara, un escupitajo, una patada, un animal muerto sobre la almohada. Esta ciudad se merece una plaga que cubra de langostas las fachadas, que no queden en pie ni los cimientos, una obra de arte, un escarmiento”.


megustaquemepeguesY de los que la dirigen, esos alféreces provisionales, que ya tienen preparado su Arsenal de excusas porque “no quiero que pienses que soy lo que soy exactamente. Quiero que parezca que me voy por motivos diferentes”, una sincera declaración de (des)amor, pero con más lecturas y que podría salir de la boca de nuestro bien amado señor presidente del desgobierno. Y es que la imagen de España que ofrecen los medios parece un Falso documental donde nos quieren decir que “lo que están viendo no es real. La realidad nunca es tan mala”, es peor, porque “si te acercas lo suficiente a la pantalla, te darás cuenta de que hay mil cosas que fallan”. Ni siquiera esos ángeles que vigilaban El cielo sobre Berlín (Wim Wenders, 1987) y que se evocan en Tan lejos, tan cerca, pueden ayudarnos (porque nos hemos vuelto tan escépticos que ya no escuchamos a nadie): “Te digo lo que pienso, pasas de mí. Cuando ocurra no lo vas a ver venir”.

Himnos generacionales a base de hit, como si Los Planetas hubieran exprimido su hueso pop antes de irse por otras corrientes circulares, y que tiene su máxima expresión en Bonzo: “Me estoy quemando a lo bonzo por dentro. Me siento más imbécil y más viejo. Esto no se cura con el tiempo. Esto no se paga con dinero. Yo quería hacer algo interesante, salir a hombros por la puerta grande. Poner en mi epitafio “estoy contento de haber estado vivo antes que muerto”.

Pero a todo esto, lo dicho, es solo mi Opinión de mierda porque “la gente necesita que le des tu opinión de mierda. Un montón de temas sueltos e inconexos, aguardan el veredicto del “experto””, que puede ser tanto una crítica, como una actualización de estado de mierda en el Facebook, o las últimas declaraciones de nuestro presidente de m… En fin, que “no por mucho madrugar amanece más temprano”.


LOS PUNSETES - Me gusta que me pegues

Me gusta que me pegues.
Me siento importante.
Encuentro tus hostias fascinantes.
Y no me defiendo, por no molestarte.
Prefiero dejar que corra la sangre.

Afílate los puños en mi cara.
Hoy tienes 2 x 1 en mi mejilla.
Escúpeme por una buena causa.
Reviéntame de un soplo las costillas.

Me gusta que me pegues,
sin motivo aparente.
Tus golpes son siempre pertinentes.
Pégame mucho hasta el desmayo.
Haz de mi cuerpo tu capa,
y de tu capa un sayo.

Diviértete quitándome la cara.
Afondo cada hueso de mi cuerpo.
No ves que no voy a mover un dedo.
No ves que aunque me mates no me muero.
No ves que al arrastrarme por el suelo
me haces sentir a 2 metros del cielo.

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